Existen muchos avances que han demostrado la inteligencia silvestre. Sólo que ésta funciona de una manera peculiar, y por eso ha sido tan difícil de comprender por nosotros.
Porque el tiempo-espacio es experimentado por las plantas de una manera diametralmente opuesta a la nuestra. Como dice Gagliano: Las plantas no se mueven de A hacia B, sino que crecen de A hacia B. Y su cerebro no está arriba, en sus hojas, sino abajo, en sus raíces.
En los bosques, los científicos han llamado Wood Wide Web, o el “Internet de los árboles” a la inteligencia colectiva de los árboles. Gracias a sus raíces, los árboles pueden comunicar un montón de cuestiones e intercambiar diversa información.
Debajo de la tierra es el lugar en el cual las especies vegetales suelen concentrar sus funciones cognitivas, activadas gracias a los diminutos pelos que tiene cada una de sus raíces. Esto, a decir de muchos científicos, es el universo neuronal de las plantas.
Según Gagliano, es también por las raíces que las plantas pueden “escuchar” y recordar. También se ha comprobado que tienen algo similar al sistema nervioso: un sistema que genera una luz fascinante y que funciona para comunicar.